Este pequeño gigante de nuestra identidad folklórica musical nacional es un templo del merengue auténtico y de calidad.
Su fuerza escénica, la pasion y el amor con que actúa lo ponen a crear emociones chispeantes con el poder excitante que le prende fuego a los escenarios.
Sus 5 músicos son más que excelentes, producen toneladas de adrenalina merenguera de esa que alucinan a los bailadores en ranchetas, galleras, salones o discotecas, teatros o salas de eventos y fiestas.
Narciso es una expresión de energías musicales de tierra adentro, un artista con sabor campesino que conquista ciudades.
Posee esa gracia especial que llamamos carisma, el talento le brota, es un ser humano muy entusiasta y amigable.
Su potencial de intérprete de corazón y alma lo sitúan como leyenda, icono y parte de la más importante cosecha de las últimas generaciones del pimentoso merengue típico.
Es tiempo de reconocerlo, de valorar su aporte a la cultura, a la música que nos corre por las venas.
En Narciso tenemos un productor musical, un músico y cantante consagrado, una estrella, un intérprete de mucha calidad.
Verlo en un escenario es todo un espectáculo impresionante, es un auténtico exponente de esos que poseen el don divino del impacto que aprecia y valora el público cuando va a disfrutar de un artista.
Narciso el Pavaroti tiene muy bien ganada una posición de respeto y admiración dentro del público que goza y disfruta de la música tradicional del merengue típico.
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