CONTRA EL OLVIDO: IVONNE HAZA Por: Dagoberto Tejeda Ortiz

CONTRA EL OLVIDO: IVONNE HAZA                                                                                                     Por: Dagoberto Tejeda Ortiz

Entre cañas y locomotoras, humo y melaza, en el mismo ambiente donde nació Norberto James, Nadal Walcot, Pedro Mir,  Carmen Natalia, José Joaquín Pérez. René del Risco, Violeta Stefan, Linda, El Primo, El Moreno y Rico Carty, en el Ingenio Angelina de San Pedro de Macorís, abrió los ojos por vez primera Sara María Ivonne Haza, el 25 de diciembre de 1938, conocida luego como “Ivonne Haza”.

A temprana edad caminaba por las calles de la ciudad colonial de Santo Domingo, cuando sus padres se trasladaron a esta ciudad.  Ingresó al colegio Luis Muñón Rivera, donde tomó adicionalmente clases de canto lirico y fue integrada al coro del colegio.  En una noche de gala, con 12 años de edad, en plena primavera, hasta las aulas del colegio quedaron sorprendidas desde el momento en que Ivonne comenzó a cantar una opereta infantil Citottolino de Luigi Ferrate Trecate, la cual contó con la coreografía de Magda Corbett, la escenografía de Horio Tenasescu, con la participación de la bailarina Rosita Oregón, bajo la dirección del maestro, el pianista italiano Mario Carta.  ¡Fue un espectáculo excepcional en una noche inolvidable!

Paralelo a sus estudios, ingreso al Conservatorio de Música de Santo Domingo y debutó profesionalmente en 1958, como soprano, interpretando “El Mesías” de Handel, en un concierto de recamara dirigido por el maestro Manuel Marino Miniño, que contó con la presencia de Trujillo con su séquito y un público muy escogido.  Trujillo aplaudió y dio su felicitación. Como en el colegio cuando terminó el concierto, todo el mundo esa noche solo hablaba  de la extraordinaria actuación de esta joven cantante.

Aniquilada la dictadura, en 1961, Ivonne llegó al  Conservatorio Santa Cecilia, en Roma, Italia, para proseguir profundizando sus estudios de canto lírico y allí tuvo profesores y profesoras sobresalientes, como Elena D. Ambrosio, Inés Alfani Tellini y Roberto Caggiano, que luego vino al país.  Concluido sus estudios en Roma, regresó a su tierra transformada, llena de sueños, dominando ya los diversos géneros líricos: Entre otros, Operas, operetas, réquiem, poemas sinfónicos, himnos y canciones, iniciando así una carrera profesional de éxitos.

En diversos espectáculos, cantó acompañada de la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de los más sobresalientes maestros clásicos dominicanos como Rafael Villanueva, Julio De Wint, Manuel Simó. Carlos Piantini, Manuel Miniño y José Antonio Molina.  Para presentarse bajo la dirección del maestro italiano Roberto Caggiano, quien había sido su profesor en Roma, fue invitada al  Teatro Nacional, con la presencia también de los maestros Enrique Asencio, Paul Engel y Roberto Carter Austin.

En su carrera, canto en diversas ocasiones con Olga y Aquiles Azar, Arístides Inchausteguí, Criolla Hidalgo, Fausto Cepeda, Rafael Sánchez Cestero, bajo la tutela de Luís Rivera, Jacinto Calumnia, Luís Frías Sandoval, Digmar White y Enriquillo Cerón. 
Participó en los grandes espectáculos operáticos que se realizaron en el país, entre ellos, Caballería Rusticana, Los Payasos, Las Zarzuelas, Luisa Fernanda, La Leyenda del beso y el cafetal, todas con gran éxito.  Realizó varias presentaciones a nivel internacional en Estados Unidos, Puerto Rico, México, Cuba y otros países, donde participó en el Festival Indo-Americano de las Artes, acompañado del maestro Manuel Rueda, así como en el Festival Cervantino en México.  Grabó dos discos compactos Joyas de Navidad y Sueños.

Ivonne Haza, recorrió el país y se presentó en los más exigentes escenarios nacionales, pero recordaba con satisfacción especial un concierto ofrecido a la familia universitaria de la UASD.  Cada vez que me hablaba de él,  sus ojos se llenaban de nostalgia y de luz.  En la UASD, fue acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Nacional, donde participaron como invitados, el tenor Arístides Inchausteguí y la soprano Olga Azar, todos, bajo la dirección del laureado maestro italiano Roberto Caggiano.

No solo su canto fue para su patria, sino que le sirvió generosamente a la nación como la Directora Nacional de Música, Directora del Teatro Nacional Eduardo Brito, Directora del Conservatorio Nacional de Música y coordinadora de la Compañía de Cantantes Líricos de Bellas Artes.  Fue distinguida, entre sus múltiples distinciones, con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, por el Gobierno Dominicano y la Orden del Mérito de Italia.

En su quehacer de la cultura y del arte para el pueblo,  fue responsable de organizar un encuentro en la Avenida George Washington de todas las bandas musicales municipales del país y como asesora cultural de CODETEL, organizó seis grupos culturales de empleados de esta compañía que recorrieron el país.

Ivonne, diferente a numerosas artista líricas prejuiciadas con el arte popular y la canción folklorica, se entregó a la docencia, a devolver lo que generosamente había artísticamente adquirido y se dedicó con amor a la docencia en su escuela de canto, donde participaron no solamente estudiantes, sino cantantes populares, entre los cuales se encuentra Sonia Silvestre, Angelita Carrasco, José Lacay, Rina Ramírez, Maridalia Hernández y Fernandito Villalona.

Su preocupación no era solo el canto o la docencia, tenía la necesidad intelectual de cada día aprender más, conocer la cultura popular, el folklore y la identidad nacional.  Sobre eso sostuvimos varias conversaciones y era una voraz lectora de las investigaciones sobre esos temas. 

Ivonne Haza, “la Diva Dominicana”, para muchos “la voz más hermosa” del país,  a pesar de todas sus preferencias, su debilidad eran sus hijos, cuatro tesoros de su vida (Vilma Rebeca, Víctor Orlando, Marcos Rodolfo y Rita Ivonne), quienes estaban siempre presentes en su vida.

La artista, la enamorada de la cultura de su país, la Dama de la Lírica, la Diva Dominicana,  expresión de la ternura, jamás la vi sin su sonrisa contagiante. Comparto lo que escribió Wilson Roberts, su biógrafo, “No le desagradaban todos los diplomas, las ordenes internacionales y nacionales, pero Ivonne disfrutaba por encima de todo, con cantarle a la vida y cantarle al amor”. ¡Hoy los ángeles están de fiesta!

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